¿Por qué fracasan tantas empresas en Colombia? Tres causas reales y cómo evitarlas

En Colombia, todos los días alguien abre un negocio con ilusión, ganas y mucho esfuerzo. Pero lo que muchos no saben es que, estadísticamente, más de la mitad de esas empresas no sobrevivirá más de cinco años. De hecho, según Confecámaras, el 55% de las empresas colombianas cierran antes de cumplir ese tiempo, y muchas lo hacen incluso en sus primeros dos años.

La pregunta es: ¿por qué fracasan tantas empresas en nuestro país? Y más importante aún: ¿cómo se puede evitar? Aquí no se trata solo de que falte capital, sino de que nos falta preparación, acompañamiento y una cultura empresarial más estratégica.

Como consultor, y como alguien que quiere representar a los emprendedores desde el Senado, he acompañado de cerca a muchas micro y pequeñas empresas. Hoy te comparto tres razones prácticas que he visto repetirse una y otra vez, junto con consejos reales para cambiar el rumbo.

1. “No vendas a ojo”: el costo real de lo que vendes importa más de lo que crees

Muchos emprendedores en Colombia comienzan vendiendo sin calcular correctamente cuánto les cuesta realmente su producto o servicio. Hacen cuentas mentales, estiman “al tanteo”, y ponen precios basados en la competencia o en lo que les “suena justo”.

El problema es que ahí comienzan las pérdidas silenciosas.

Ejemplo real: una persona vende hamburguesas a $10.000, cree que le gana $5.000, pero no está sumando la gasolina de los domicilios, el tiempo de preparación, el gas, el aceite, el empaque, ni su propia mano de obra.

💡 Recomendación: Haz una ficha técnica de costos. Suma absolutamente todo lo que implica producir o prestar lo que vendes. Solo así sabrás si estás ganando… o quebrándote sin notarlo.

2. “Lo que no registras, no existe”: sin control no hay decisiones

En Colombia, miles de negocios funcionan sin llevar un registro claro de ingresos y gastos. Muchos confían en “la memoria” o simplemente revisan si “hay plata en la caja”.

Eso no es llevar un negocio, es apostar con los ojos vendados.

¿Sabes cuántos vendiste esta semana? ¿Cuánto te quedó limpio? ¿Dónde se está yendo la plata?

💡 Recomendación: Usa una libreta, un Excel o apps gratuitas como Treinta, Siigo Nube o Contabiliapp. No necesitas ser contador para llevar control. Solo necesitas disciplina. Cuando tú ves los números, los números te hablan.

3. “Tu negocio no es tu cajero automático”: paga un sueldo, no saques a la loca

Una práctica muy común en pequeños negocios es que el dueño saca dinero cuando necesita, sin control ni límites. Hoy para el arriendo, mañana para el mercado, pasado para un paseo.

¿El resultado? Nunca sabes si el negocio realmente está funcionando. Y lo más grave: puedes descapitalizarlo sin darte cuenta.

💡 Recomendación: Ponte un sueldo fijo mensual, aunque sea simbólico. Eso te ayuda a separar tus finanzas personales de las del negocio. Te obliga a tener orden, a cuidar el flujo de caja y a pensar como empresario, no solo como trabajador.

¿Qué más está fallando?

Además de estos tres errores, también hay que decirlo: emprender en Colombia no es fácil. Tenemos trámites complicados, poca educación financiera, y una cultura que todavía no entiende que el que emprende está generando empleo, pagando impuestos y moviendo la economía.

Por eso necesitamos una política pública seria de emprendimiento, que no solo sea de discursos o convocatorias que se ganan los mismos de siempre. Necesitamos leyes que simplifiquen trámites, que ofrezcan alivios reales a las microempresas, y que promuevan formación práctica para empresarios.

¿Qué puedes hacer desde hoy?

✅ Calcula el costo real de tu producto o servicio.
✅ Lleva un registro diario, aunque sea en una hoja.
✅ Ponte un sueldo fijo y respeta el dinero del negocio.
✅ Rodéate de personas que sepan más que tú.
✅ Y si no sabes por dónde empezar… pide ayuda. Una consultoría no es un gasto: es una inversión para que tu negocio sobreviva y crezca.

En Colombia no necesitamos más héroes que se quemen solos en su negocio. Necesitamos empresarios con herramientas, apoyo y acompañamiento.

Y eso, como consultor y como futuro senador, es parte de lo que quiero defender: un país donde emprender no sea un acto de fe, sino una decisión con futuro.